Introducción
La inmadurez bioelectrica o neurológica es un padecimiento
que la mayoría de la gente desconoce o que incluso suelen confundir con otros trastornos.
Es por eso que es importante dar a conocer la importancia sobre este tema,
puesto a que este padecimiento afecta el funcionamiento de diferentes partes
del cerebro, que al no tratarse correctamente o a tiempo puede provocar otros
transtornos.
¿Qué es la inmadurez biolectrica?
Para
responder a esta pregunta, debemos imaginar cuáles son los protagonistas de los
complejos procesos neurobiológicos que están ocurriendo al interior del cerebro
de un niño. Estos protagonistas son las neuronas y sus conexiones; la mielina;
los mensajeros químicos que transmiten información; las hormonas, que actúan
modulando la información que se transmite y que ponen en marcha la información
genética relativa a un determinado proceso; centenares de iones, minerales
(litio, magnesio, fósforo), etc. y la poderosa energía vital, que fluye por
cada una de nuestras células entregándonos vida y salud.
Entonces, la inmadurez puede ser consecuencia de una lenta y /o tardía conectividad
entre redes neuronales; de una lenta y/o tardía mielinización en determinadas regiones
funcionales cerebrales; de una insuficiente síntesis de mensajeros neuronales o de hormonas moduladoras de
las funciones cerebrales, etc.
Factores:
a) Biológicos:
herencia, sexo, producción de neurotransmisores.
b) Escolares:
procesos personales de aprendizaje (velocidad, atención, dispersión)
c) Ambientales:
estimulación, estilos de familia y desarrollo socio-afectivo propio.
Tipos de inmadurez
Inmadurez psicológica
Son aquellas personas que no tienen actualizadas al
máximo sus potencialidades, sean éstas de carácter psicomotriz, intelectual, o
afectivo, en relación al momento cronológico considerado y según un determinado
modelo tipo o patrón, todavía no adulto, falta de manejo en todos, o en algunos
campos o habilidades del conocimiento humano.
Muchas veces se expresa en falta de
responsabilidad y en el miedo a tomar decisiones por temor al fracaso
Inmadurez emocional
Son las personas que
llegan a la edad adulta pero siguen viviendo como adolescentes, sufren el
Síndrome de Inmadurez Emocional. Son personas con una edad de 30, 40, o más
años que viven como adolescentes.
Inmadurez neurológica
Un prematuro que no haya desarrollado completamente
su sistema nervioso en el útero materno podría tener sus funciones cerebrales
inmaduras, hasta lograr llegar a su desarrollo adecuado. Entre los signos que
denoten inmadurez en las funciones cerebrales se incluyen:
Ø Fisiológicas: Ahogarse con mucha
frecuencia, cambiar frecuentemente de color, y respirar irregularmente o tener
frecuencia cardíaca irregular.
Ø Motoras: Retorcerse, sufrir
entumecimiento muscular, cojear o estar imposibilitado de permanecer erguido.
Ø Estados de la Consciencia: Incapacidad
para estar alerta o sufrir un estado de nerviosismo constante.
Atención: Problemas para
focalizarse en una persona en particular o prestar atención; cansarse
rápidamente cuando se interactúa con alguien.
Ø Autorregulación: Dificultad para
calmarse luego de haberse puesto nervioso
Señales de alerta
En términos generales, un niño con algún tipo
de inmadurez neurológica manifiesta
su condición a través de comportamientos
anormales que sus padres pueden identificar cuando se le presta
atención:
- Tiene problemas de
conducta, falta de atención, baja concentración e impulsividad.
- La relación con sus hermanos, vecinos y compañeros de grupo es
conflictiva; casi siempre es demasiado agresivo.
- El progreso en los aprendizajes informal (aquel que se enseña
principalmente en el hogar) y escolar es lento, sobre todo en matemáticas,
ya que es una materia que requiere mayor capacidad neuronal.
- Se le dificulta hacer amigos, y con los pocos que tiene es muy
“encimoso” o “pegajoso”.
- Despierta continuamente durante las noches, muchas veces gritando,
angustiado y con el pulso acelerado.
- Le cuesta mucho trabajo pronunciar algunos sonidos y, cuando lee o
escribe, invierte el orden de letras o palabras.
- Su coordinación motora es mala, de modo que se le considera torpe y
se le rechaza cuando sus compañeros practican juegos o deportes de grupo.
Tira objetos y se tropieza a menudo.
- Controla inadecuadamente los esfínteres que permiten la evacuación
de orina o excremento.
El grupo más vulnerable es el de aquellos infantes
en los que alguno de los padres o un familiar cercano tuvo un problema similar
durante la niñez, ya que los estudios estadísticos han demostrado en repetidas
ocasiones que el factor hereditario llega a ser determinante.
Padecimientos que se derivan de la inmadurez
neurológica o bioelectrica
Por otra parte, y a fin de explicar con mayor
claridad cómo es que una sola condición como la inmadurez neurológica da lugar a distintos padecimientos,
todo depende de la región cerebral que se encuentre afectada y del grado de
lesión. Por ello, ahonda un poco más sobre los problemas que se presentan con
mayor frecuencia:
- Trastorno por déficit de
atención e hiperactividad. Los niños con esta
condición tienen dificultad
para poner atención y concentrase, además de que son muy impulsivos
y no pueden mantenerse quietos (son hiperactivos); para que un médico la diagnostique es
necesario que dicha alteración tenga una duración de al menos 6 meses
continuos y presentarse en dos escenarios distintos en la vida del menor
(escuela, hogar, vida social o deportiva). A pesar de que todavía hay gran
controversia sobre el origen de esta condición, “básicamente hablamos de
mal funcionamiento a nivel cerebral en las áreas de atención y
concentración, que se localizan en las región paracentral del lóbulo
frontal (aproximadamente en la frente) del hemisferio derecho”.
- Problemas motrices. Son todas
aquellas dificultades en la
realización de movimientos, y pueden ser de distintos tipos. Hay
pequeños que no pueden mantener el equilibrio y otros a los que les cuesta
mucho coordinar el movimiento de sus extremidades, de modo que tiran
objetos, se tropiezan a menudo o no pueden realizar dibujos reconocibles.
En caso de que haya limitación
de movimiento, “la afectación puede ocurrir en una zona central del
encéfalo llamada vía piramidal; si hay mal desempeño visual-motor,
hablamos de posible daño en la región occipital (parte posterior), y si lo
que falla es el equilibrio y la coordinación, es probable que se trate del
cerebelo u otras estructuras del centro del cerebro”.
- Retraso mental. Esta deficiencia se
diagnostica con base en pruebas
de inteligencia (WISC en el caso de los menores) que se
califican de acuerdo con la escala de Wechsler, mundialmente aceptada. La
inteligencia normal va de 90 a 110 puntos, y cualquier cifra menor nos
remite a una situación anormal: de 89 a 80 nos indica una inteligencia
normal baja y de 79 a 70 una limítrofe, en tanto que en una de 50 a 69
hay retraso mental leve,
de 35 a 49 es moderado, de 20 a 34 severo, y de 19 o menor es profundo.
Conforme más baja sea la puntuación es más difícil el aprendizaje y
establecer comunicación con el menor, al grado de que incluso es difícil
aplicar la prueba de evaluación. “Los centros afectados pueden ser
diversos y no se limitan a una región específica. Hay pequeños en los que
esto ocurre por un golpe o sangrado interno que destruye algunas áreas del
cerebro, pero también hay casos en los que no hay lesión anatómica visible
y que se vinculan a falta de oxígeno al nacer”.
- Mal manejo emocional. Da lugar a niños inseguros, dependientes, aislados de otros menores, con dificultad para enfrentar la realidad y carácter depresivo, pero también pequeños con escaso control sobre su conducta, que hacen rabietas y berrinches exagerados y que se irritan fácilmente. Es frecuente que tal comportamiento se confunda con un problema de educación o como consecuencia de conflictos en el hogar, entre ellos divorcio de los padres y violencia intrafamiliar, por lo que sólo una evaluación profesional permite diferenciar entre un desajuste emocional y un problema neuronal, casi siempre ubicado en regiones profundas del cerebro.
Alternativas o estudios a realizar
La gran mayoría de los padecimientos citados se
diagnostican poco antes de los 7 años de edad, y aunque pueden ser detectados
por un psicólogo o un psiquiatra infantil, la confirmación se realiza a través
de un examen clínico que queda a cargo del neurólogo pediatra, quien tiene
distintos recursos para lograr su objetivo:
- Electroencefalograma. A través de
electrodos colocados en el cuero cabelludo, detecta y registra patrones de
la actividad eléctrica del cerebro, a fin de determinar cualquier
anormalidad. Una versión más avanzada y precisa de este sistema es el
electroencefalograma digital, que se maneja por computadora.
- Mapeo cerebral. Se trata de una
herramienta que sirve para ver las ondas cerebrales en forma de gráficas y
dibujos, logrando visualizar el resultado en forma mas fácil y didáctica.
- Pruebas psicométricas. Son diferentes cuestionarios que sirven para percibir problemas de atención y motricidad
Tratamientos
Ya
que los distintos tipos de
inmadurez neurológica son problemas complejos que afectan
diferentes ámbitos en la vida del menor, el Dr. Abraham Dayán afirma que la
rehabilitación "debe ser realizada con la colaboración de varios
especialistas, dependiendo de las áreas afectadas.
Además,
destaca que en algunos casos se deben utilizar neurofármacos, es decir, medicamentos especiales que regulan la
actividad del sistema nervioso, y en otros se llevan a cabo sesiones
psicoanalíticas enfocadas al aspecto emocional, debido a que la autoestima del
infante ha sido muy afectada. Más aun, Dayán Nahmad hace hincapié en que
"así como intervienen distintos especialistas, también tienen que
participar los padres y hermanos, ya que deben comprender que reprender o
sobreproteger al pequeño complica la recuperación".
Conclusión
Gracias a toda la información anterior podemos llegar a la conclusión
que es un problema serio que se detecta desde que se es un niño y que fácilmente
las personas pueden confundirlo con problemas de disciplina o atribuirlas al
comportamiento “normal” de los niños.
Dentro del cerebro ocurren diversas funciones, y estas al no
estar debidamente maduras puede provocar diferentes trastornos o problemas al
individuo, dependiendo a la área afectada y a la profundidad de la lesión.
Aunque a veces es difícil detectarlo, existen especialistas
que poseen diversas herramientas para poder detectarlo y tratarlo.
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